NO NAME 2 - BORRADORES JABB

Los cables que pendían de los puntales cruzando la calle los veía con un detalle borroso, como un elemento destacado, como la llamada del suicidio.  El techo bajo mis pies se sentía firme pero su composición se me hacía casi antinatural y la perspectiva de la noche desde la cornisa suponía un terror casi infantil. Un rayo desde lo alto, una luz describió un pasaje veloz, de la transición multicolor de sus ojos.

 

El terciopelo del telón parecía tan suave como el gustoso disfrute de las penetrantes armonías, sus finos dedos en el diapasón incesantes y los movimientos de su figura en el escenario se hacían cómicos por momentos. ¿Acaso nadie vino? o es que el vínculo se hizo personal, la caja de madera resuena y el duro fondo de tan magnífica presentación ahora es de lijar y las manchas parciales parecen acompañar la pasión de la intérprete.

 

La sangre ha encontrado el camino en el gusto y se ha disuelto sobre los presentes, pues la escena ha llenado la expectativa propia, la de la apasionada ejecutante que se mueve al compás  del traslucido arco de espinas, que se funde a su muñeca mientras  recuerdo mis intenciones infames de no asistir, de ausentarme, de no estar presente nunca más. Y la la luz vuelve y me lo arrebata de las manos, y la silla en el cuarto oscuro cae por inercia de la muerte, por lo inerte del talento del gracioso ser que en vida, como todos, fue un conjunto, un proceso, y golpea el suelo y desaparece entre la sombra, una fatídica escena para el corazón del espectador sordo perdido en la belleza de la musa, para él muda, para él muere y la sábana colgada, penetrante se humedece con las nerviosas gotas de mi sien, y la silla en pie a media luz, bajo la noche que alumbre su imagen bajo el telón nuevo, fino y retorcido en la intimidad de su figura, el telón que ha perdido peso, que ha cambiado terciopelo por suavidad de sueños mismos, de príncipes e historias, de caballeros y fantasía que albergará. Las caricias sobre sus rizados oscuros, sobre sus facciones perfectas. El arco en dos mitades y el violín quizá en el living.

 

Pues la luz fugaz se ha vuelto cual recuerdo vano entre la mente inválida del autor, las ideas no son leyendas, las ideas no han querido refugiarse en los sueños torpes y despistados, pues las ideas son reales, más aún que esta carta, la intérprete muda como el recuerdo de mi autoría, mas no quizá la tinta del bolígrafo que tal vez se desvanezca como su usuario, tal vez su incierta realidad se compruebe cuando ella abra los ojos, tal vez fuere yo una siesta de Dios.  

 

Joaquín Alonzo Butrón Begazo

Fotografía: JABB 

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