NO NAME 1 - BORRADORES JABB 

En el año 2999, los rascacielos neoyorquinos se alzan en el fúnebre techo de smog y polvo, ya no estás triste, pero el cielo no distingue día o noche, y estás perdido en la aguja espacio-temporal de la metrópoli, la luna cae tras la luz de las farolas y la lumina del escenario que ciega al actor, que alumbra al destartalado coche amarillo de tableros de ajedrez que surca el tabardillo ante el asombro de los transeúntes del abandono y la distribución, de las ruinas de la mañana noche, de la luna de media mañana, del reloj, del Times Square, de las arcas de Wall Street.

 

Porque hoy has abierto los ojos tras la cámara de gas y el frío invierno capsular, tu ataúd temporal y pasajero ha abierto sus puertas y te trajo de vuelta a la vida, del vientre de la madre a la boca futurista y aterradora con la que tu generación soñaba, la bestia traicionera que consideraste esperanza hoy te destroza ante una realidad impensada que destruye tus sueños, pero ya no estas triste a la luz de la farola, al reflejo de la lumina que oculta a la luna.

 

Hoy abrí los ojos y salÍ por primera vez, lo primero que hice fue buscarte. Aunque no fue difícil mi labor, no había más que un teléfono en la guía telefónica y el recordar tu nombre me tardo un poco, pero aquí estoy, mil años dormidos no son poco y veo que todo ha cambiado mucho.

 

Has tomado conciencia de la realidad y has intentado encontrar la causa de todo, no hay causa pues no hay pasado, te guste o no.

 

¿Dónde están los autos levitantes a tres metros del suelo? ¿Dónde esta vida eterna? Mil años, es cierto, pero están lejos de las promesas, están lejos de la ilusión. ¿ En qué querrá mundial estamos?¿Existe aun mi imperio rojiazul? Hazme ver. 

 

La superficialidad no lo es todo, en tu tiempo tampoco era así, has hecho reales en tu mente la puerta y la postal del Empire State, de tu vida una, ayer el corazón del mundo, hoy la muestra microscópica de esas ideas irreales, de la configuración de mil programadores temporales, de transeúntes . Sesenta y cinco mil días quisiste una sola noche, una sola apuesta.

 

Hoy he abierto los ojos y la pizca me basta. El divorcio de mis hermanos no valió la pena pues las generaciones han decidido mudarse tras el lienzo mal trabajado, comprar uno nuevo y empezar de cero, pues hemos quedado solos, los de mente milenaria, los de casa, pues mis hijos habrán despertado en Andrómeda, mis nietos aún más allá del litoral. Sólo quedamos los fervientes que aún esperan el cambio, ese cambio que desde lo positivista de mi tiempo seguimos esperando sin huir como ellos, haciéndonos responsables y no esperando dormidos ni un año más pues yo no volaré de casa, edificaré en cambio mi Empire State y lo veré alzarse entre los tiempos nuevos, entre el año cero y la lumina amarillenta que intensa sigue ocultando el cráter.

 

JOAQUÍN ALONZO BUTRÓN BEGAZO

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Comentarios: 1
  • #1

    boginiesexu (viernes, 08 septiembre 2017 13:07)

    niepołapany